sábado, 11 de septiembre de 2010

LA ULTIMA CIMA

El Pianista hace tiempo que me recomendó esta peli y hoy ha sido cuando he ido a verla. Merece la pena por muchos motivos. Especialmente porque interpela directamente desde el primer fotograma. Me he emocionado -con lágrimas incluidas- en dos momentos especiales. Al acabar la peli, en el aseo he coincidido con dos jipis también llorosas. Una de ellas se lavaba la cara por la llorera, mientras la otra le hablaba. Esto les he oído decir.
-¿Y tú por qué llorabas?
-Por que me ha hecho pensar
He salido del aseo asombrada. He tenido la fortuna de conocer a muchos sacerdotes en mi vida y me quedo, en la mayoría de los casos, con su testimonio de coherencia entre lo que predicaban y lo que hacían. Especial mención merece el Padre Juan, de quien os he hablado en otras ocasiones. El domingo pasado en su homilía se despedía de nosotros porque le trasladan. Provocó nuestras lágrimas en uno de sus sermones más bellos. Nunca le agradeceré lo suficiente lo cerca que le he tenido cuando le he necesitado, el consuelo que me ha dado, su testimonio de Fe. Es un hombre bueno -y tímido- a más no poder. Hasta hace cinco días era mi párroco; mañana desembarca otro nuevo que le releva y que está comprometido con una ONG laica y con la barretina-power. Sistach sabrá lo que hace, por qué y para qué. También yo sabré ir a Misa a otra Parroquia si ello es menester. Volviendo a la película, mirad bien la cartelera y no os la perdais. Son ochenta minutos magníficos. Un superbrindis por el Padre Pablo (el de la peli), por el Padre Juan y por todos los demás sacerdotes que honran el cleriman que visten.

10 comentarios:

Atiza dijo...

Yo confío en D. Barretina-power, fíjate.

Dulcinea dijo...

¿confías? en serio?

Bien pensado, depende de para qué, porque claro, según lo que te propongas, lo mismo has dado con los mejores.

Atiza dijo...

Joé,Dulci, ten fe, hija. Seguro que es la mejor Parroquia en la que podía caer...

Altea dijo...

Y si no, haz como una señora anteayer: en plena homilía, después de varias salidas de pata de banco del sacerdote (el pobre), va la señora, se levanta, se va adelante y le cantó en voz baja las cuarenta. No supimos lo que dijo, no se oyó, pero por la respuesta del sacerdote se podía intuir: hay que obedecer primero a la iglesia.
Hay quien dirá que esto habría sido mejor en la sacristía, discretamente y tal, que un respeto y esas cosas. Pero qué queréis que os diga. Ese hombre estaba predicando y por el bien de la gente no me pareció del todo mal. ¿No corrigió Santa Catalina de Siena al propio Papa?
Al final de la misa, sin que nadie me viera, le di la enhorabuena a la señora:
- Ha tenido usted lo que no hemos tenido nadie.
- ¡Ay, hija! Yo rezaba "Señor, que se calle o hablo yo".
Por cierto, el sacerdote y la señora acabaron tan amigos.

Dulcinea dijo...

Bueno, os diré que en temas de liturgia es un pasotil. Quiso caer bien pero a mí no me la pega. Esta Taifa está llena de agentes como él y les conozco demasiado bien; unos velan por el idioma, otros por consignas políticas, otros por una iglesia catalana y descafeinada, y otros a asuntos a cual más mediocre.

No Atiza, no le doy cuartelillo. A éste le han mandado a nuestra Parroquia para hacer una operación tipo Caballo de Troya. Tan triste como cierto. Y Sistach, tralará.

Dulcinea dijo...

quería decir pasotilla, no pasotil. Que ya me parezco a ese Pianista que frecuenta la Bulla.

Altea dijo...

Tú salúdale así: "Buenas, don Barretina. ¡Bienvenido a la mejor parroquia de España!", para que vaya sabiendo dónde ha caído.
¡Pobre! No sabe la que le espera con vosotras.
Luego le invitas a chuletones y tintorro de Toro, para que vea que también tendrá cariño humano si quiere.

Dulcinea dijo...

jua, jua, jua, Altea, qué idea más jeviorra. Mira, si tengo oportunidad le suelto eso de "la mejor Parroquia de España". Se va a quedar a cuadros.

De lo del chuletón y el vino de Toro, de momento nada; o en todo caso para nosotras.

Nodisparenalpianista dijo...

Si es que cuando me pongo a recomendar, valgo un Potosí, erratas incluidas. Me fascinó de la peli que es inteligente, nada conformista, valiente, y eso mola. Porque es lo que nos falta a veces: agarrar al prójimo por las solapas y decirle que estamos aquí, que de aquí nadie nos mueve y que vamos a quererles, les guste o no.
Faltan JohnWaynes como la señora que cuenta Altea.
Y ya está.

Anónimo dijo...

Muchos dicen que vale la pena verla.
En cuanto la hagan por aquí, iremos abriendo nuestras ventanas personales.
La montaña es de gran sabiduría.




Gracias por la recomendación.