sábado, 21 de enero de 2012

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La pasividad, ver crecer la hierba, tocarme las narices no va conmigo. Que no. Pero así, tal cual veis a mi querido Felipe mafaldiano, está vuestra Dulci. ¿Por qué? Ahh... ya me gustaría a mí saber. Quizá porque el trabajo se triplica, porque las mismas manos hemos de hacer muchas más cosas, por la presión de la crisis que nos recorta recursos pero no nos reduce las situaciones peliagudas. Porque los retos son cada vez más serios y no hay respuestas sin saltarse los protocolos y si te los saltas vas apañada. Porque los servicios sociales ni están ni se les espera. Y una servidora no es de goma ni está a servicio del pesebre institucional. Así que voy a esperar -sentada- a ver si recupero el nervio que según mis compañeros me caracteriza y a la vez les agota. Según ellos, mi actividad les pone en un compromiso. Si ellos supieran dónde está ahora ese ímpetu... No sé si hoy procede brindar, la verdad.

lunes, 16 de enero de 2012

DESCANSE EN PAZ

Acabo de leer en la prensa digital que ha fallecido Fraga. Don Manuel. Los obituarios se encargarán de glosar sus logros personales y profesionales. Algún imbécil malnacido abrirá champán. La Bulla se suma al dolor de su familia, amigos y allegados. La democracia se empobrece porque con el fallecimiento de Don Manuel cada vez quedan menos políticos de categoría y más políticos mediocres. La Bulla le rinde este pequeño homenaje y brinda con queimada por su vida, por sus valores, por todo lo bueno que deja detrás. Y le dedica también oraciones. Descanse en paz, Don Manuel.

domingo, 15 de enero de 2012

TENGA USTED CUIDADO...

Estábamos en un local de comida rápida y en la mesa de al lado había un grupo de mayores, entre los setenta y los ochenta y tantos. Emparentados entre ellos. Andaluces. De unas bolsas que guardaban a los pies sacaron unos brazos de gitano y vino. Merendaban alegres. Cantaban. Y el que tenía más cerca -de ochenta y cuatro- me advirtió que vigilara con mi bolso, que había mucho chorizo suelto. Nos pusimos a pegar la hebra. Me contó que sobre los nueve años empezó a trabajar en lo mismo que su padre y su abuelo: hacían alpargatas. No le pagaban porque para poder cobrar por el trabajo, antes había que aprender a trabajar. Para ganar dinero, cuando acababa con las alpargatas, se iba a comprar sacos de cebada que revendía. Y los cuartos (sí, cuartos) que ganaba se los daba a su madre. Cuando ya fue mozo y tuvo el oficio de alpargatero, se echó novia (ésta, me señala con el dedo a la señora que tiene al lado) y emigró a Barcelona. Luego se casó y llevan juntos desde entonces. Pero para conseguir el piso había tenido que ahorrar treinta mil duros y estaba asfixiado, así que su madre le mandaba del pueblo queso y tomates para ayudarles. Y ahí se echa a llorar pensando en su madre, a la que echa de menos todos los días. Cuando se calma me explica la historia de la ermita de su pueblo dedicada a la Vírgen del Saliente que es la patrona. Esa historia se la contó su bisabuelo. También me recita los poemas que escribe. Me aclara que le cuestan mucho porque fue poco tiempo a la escuela, y que a veces borra alguna palabra hasta que encuentra la que quiere. Me cuenta a qué parroquia va porque las misas son andaluzas. Me explica que los viajes de Imserso no le gustan porque les llevan a golpe de pito y a él le gusta ir a su aire, además les hacen comer de pie (se refiere a los buffetes) y que les tratan como si fueran niños o tontos. No le gusta viajar en barco porque se hunden. Ni en avión porque se estrellan. Ni en autocar porque vuelcan. Lo mejor el coche pero sólo si conduce él. Mientras le escucho atenta, pienso en la filosofía del esfuerzo de la que este señor es ejemplo vivo. Pienso que es un héroe anónimo, sencillo, sin medallas ni reconocimientos. La Bulla brinda por este señor y por los que como él aprenden -y enseñan- a ser felices en la dificultad. !Chupitos!

martes, 3 de enero de 2012

!DE REBAJAS!

Me encantan las rebajas, qué le vamos a hacer. Dicen que es el mejor momento para comprar piezas básicas de fondo de armario porque las usarás toda la vida. A esto le llaman invertir. También dicen que es el mejor momento para comprar cosas de tendencia porque te ahorras una pasta en prendas que sólo te pondrás una temporada. A esto le llaman darse un capricho. A veces necesitas y encuentras (qué suerte, mi talla, mi color y qué ganga), otras veces no necesitas y encuentras (bah, por lo que cuesta, me lo quedo) y otras veces ni necesitas ni encuentras (qué birria de rebajas, ya no son lo que eran).
La cosa es que a una servidora lo que le gusta es revolver, y probarse la ropa, inventar modelitos imposibles y cambiar de opinión, y encontrar gangas sin buscarlas. Como soy muy normalita y sin pretensiones en este tema, mi ruta es muy simple, low cost que dirían los snobs: Zara, Corte Inglés, HyM, y tiendas varias de las dos calles comerciales más céntricas de aquí. Aunque eso sí, en plenas rebajas me irrita mucho que me interrumpan con chorradas tipo "me voy a tomar una cerveza, que ya me tienes harto" o "¿¿¿Otra vez al probador???" o "¿no te da pena la pobre dependienta?" o "si lo llego a saber me traigo una novela" o "yo no te acompaño cuando lo vengas a devolver". ¿Verdad que me entendeis? Chupitos por las rebajas ...