Como yo, muchas personas en Barcelona tenemos ganas de verle y decirle que le queremos, que nos es Usted muy necesario, que nos vamos a jugar el tipo yéndole a ver pero que merece la pena. Y que vamos a estar muy atentos a lo que nos diga. Ya pueden otros contarnos cuentos chinos. Tengo el pálpito que el exitazo de la visita del Papa en Barcelona va a hacer que más de un padre de la patria catalana se trague la ponzoña que va repartiendo por ahí. Porque el Papa, es mucho Papa. He rebuscado las fotos que más me gustan de Benedicto XVI.
Porque refleja su alegría, su entusiasmo, su serenidad. Es un hombre culto, sabio, que no tiene un Pontificado fácil. Su mano me inspira mucha confianza.
Por la sorpresa que se llevó el Papa y el pobre que detrás de él no se sabe si se está sujetando el sombrero o agarrandose la cabeza del susto.
Por su seriedad en el trabajo y su inteligencia agudísima. Tiene el don de traducir al lenguaje divulgativo conceptos teológicos muy densos.
Por esa timidez que le puede, que parece pedir perdón por estar en los sitios, por la humildad que sólo tienen los grandes.
Porque toca el piano muy pero que muy bien. Dicen que su músico preferido es Mozart, aunque interpreta lo que le pongan por delante. Y cuando no tiene un piano a mano, tira de ipod.
Por su ternura y su bondad. Porque los bebés y los niños pequeños tienen un detector infalible para diferenciar la bondad y el afecto sincero del impostado. Por eso se quedan fascinados con algunas personas; les ven la bondad. Y al Papa, los niños se le acercan, como este espontaneo de la foto.
Porque es un forofo de la lectura. Cuentan que siendo Cardenal decía que cuando le tocara retirarse pensaba irse a alguna aldea bávara y dedicarse a escribir y a leer.
Porque transmite paz. Invita a la reflexión y a la Oración. Decía Paloma Gómez Borrero que Juan Pablo II removió conciencias y abrió corazones y que Benedicto XVI está llenando esas conciencias y esos corazones. En fin, Santidad, que la Bulla se viste de gala para recibirle con todo nuestro respeto, alegría y afecto. Tiene Usted el Toboso a sus pies.